Cosas de madre

Quitar el pañal… esa gran pesadilla.

Pues si, nos ha llegado la hora.

Estamos intentando ahorrarnos los pañales del invierno, y hemos pensado que ahora que la granuja tiene su recién estrenado segundo aniversario, es el momento.

No vayáis a creer que ésto es un camino de rosas los que aún no habéis pasado por éste efecto de «erase una madre pegada a una fregona», vamos, estoy echando unos músculos que Madonna a mi lado se está quedando en nada, ya os lo digo yo, todo el dia retorciendo fregona, cargando cubo por el pasillo, descargando en el baño… estoy pensando en poner unos raíles para éste, y hacer la tarea mas fácil.

El caso es que, la granuja se sabe muy bien la teoría (por algo le puse ese mote), se la sabe perfecta, «pipí, váteh, acacaca ene váteh» y así una jartá de frases que te hacen pensar que, claro, sus cosicas las hará en el consabido váter, pero no, nada de eso.

El primer día empezó a manchar ropa y braguitas como una loca… era una rutina que, a cada hora y pico, encontrábamos el charquito correspondiente, y te ves por la casa dando tumbos por si te encuentras la sorpresa en la esquina menos pensada, y te pegas el tortazo.

panalBueno, no pasa nada, me ha limpiado el cajón de braguitas en un día, ahora mismo bajamos a comprar 8 o 9 braguitas mas, y a poner lavadoras se ha dicho… no es tan grave. ¿Que no es tan grave? Espera y verás, sal a la calle, que te vas a cagar, y vaya, la que se cagó fue ella, a quien vimos en el parque haciendo una serie de gestos que incluían pinzarse la parte de atrás de la falda, y poner cara de incómoda, la pobre… y vaya si lo estaba… cuando nos acercamos a ella desprendía un hedor verde, que quien haya jugado a los Sims sabe de que hablo… se podía palpar vaya, su densidad era igual a la del Big Bang, lo que en mi pueblo llamamos… un pastelazo.

Ala, corre para casa, que aunque te hayas echado una muda de ropa (o dos) en el carro, como hacemos todas las madres que estamos en plena transición pañal-braguitas, dará igual, porque a ver que haces con el pastelazo… ¿Lo tiras a la basura? Pero… habrá que duchar a la niña, no?

Y ese es otra de las rutinas repetitivas diarias, la ducha…  Vas a pasar el periodo de quitar el pañal entre la fregona y la ducha, y los pastelazos, claro.

Dicen que cuando empiezas a quitar el pañal a un niño, no debes volver a ponérselo. Que si no, no aprende…

Pues bien, la otra noche, ilusos nosotros, decidimos salir a tomar algo con ella, y sin pañal, eso si, con toallitas y un cambio de ropa, por si aca.

Fuimos a una exposición de fotografía, y todo genial… bajamos a tomar algo a un bar, y vaya, maravilloso.

Eso si, cuando decidimos cambiar de bar, llegó la fiesta, el primer pis de la noche, eso si, respetó nuestra vergüenza, y lo hico de camino al otro bar, tan grave no era, fuimos a casa a cambiarla de ropa, y ala, nuevo modelito y para la calle.

No pasó ni media hora cuando decidió, sentada en la silla del bar, volver a descargar aguas, silla encharcada, madre roja, niña mojada y padre cogiéndola casi con pinzas dirección a casa. Y ahí me tenéis a mi, esperando en el bar sola, las bebidas llenas, menos mal que, de nuevo, nos pillaba cerca la casa.

Bueno, vamos a por el tercer cambio, ahora si que podremos terminar la velada dignamente, pero no, al ratejo, acabando la segunda bebida nosotros, ella la volvió a liar, y ahí ya si que pagamos las cosas y nos fuimos a casa, con mas vergüenza que otra cosa y habiendo dejado dos lindos pastelitos en forma de charco que limpiamos como pudimos de recuerdo.

Así que ésta madre hizo algo que no se debe hacer… volver a ponerle el pañal toda la noche de sábado, y todo el día de domingo, es decir, volver a lo mismo…

Espera, que verás…. Hoy la volvemos a echar a la siesta, sin pañal, y cuando se levanta de la siesta nos pide pipí, y al rato vuelve a pedir pipi… ¡¡Toma ya!!

Estos niños no dejan de sorprender día a día.

Ya os contaré si en los próximos días sigue igual de bien la cosa.

 

 

 

 

 

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